La primera parte de la formación se basó en Mindfulness, un término inglés que significa «Atención Plena». La atención plena es una actitud global ante la vida basada en la consciencia y la calma, que nos permiten vivir íntegramente en el momento presente. Así que es mucho más que una simples técnicas de relajación. Las palabras claves son AQUÍ y AHORA, porque si no somos capaces de vivir el presente, difícilmente podremos vivir el futuro o rememorar el pasado.
Con la atención plena se consiguen los siguientes efectos:
- Aumentar la concentración.
- Reducir automatismos (respuestas reptitivas) y fomentar la creatividad.
- Mejorar control de pensamientos, emociones y conductas.
- Disfrutar del presente.
- Efectos físicos saludables (relajación, mejora de la presión arterial,…).
- Cambios neurobiológicos.
La clave está en la regularidad, dos o cinco minutos diarios de atención plena.
Los momentos propicios para trabajar la atención plena en el aula son:
- Comienzo de la jornada.
- Inicio de una sesión.
- Tras el descanso.
Siguiendo esta línea de atención plena, en el aula estamos llevando a cabo algunas técnicas como: la meditación basada en la respiración, que es un punto de anclaje porque siempre está presente en nosotros.
Una actividad de respiración es, por ejemplo:
1. ¡Vamos a respirar! Simplemente respiramos y observamos el movimiento del diafragma. En esta actividad es muy importante:
- El control postural (bien sentados, aunque también se puede hacer tumbados en el suelo).
- Ojos cerrados / semiabiertos.
- Concentrarse en el diafragma con manos sobre el mismo.
- Imaginarse que son las olas del mar que van y vienen a la orilla.
- Evitar la hiperventilación; sólo hay que respirar con tranquilidad.
- Se pueden introducir algunas palabras claves, como: al inspirar (calma) y al espirar (sonrío).
Espero que vuestros hijos os hablen de estas actividades y os dejéis enseñar por ellos porque es beneficioso para todos.
